Torm
El Leal, la Deidad leal, la Furia leal

Deidad menor
Símbolo: guantelete derecho alzado con la palma hacia el frente
Plano natal: Casa de la tríada
Alineamiento: legal bueno
Ámbito: deber, lealtad, obediencia, paladines
Adoradores: paladines, héroes, guerreros y luchadores buenos, guardias, caballeros, cortesanos leales
Alineamiento de los clérigos: LB, LN, NB
Dominios: Bien, Curación, Fuerza, Ley, Protección
Arma predilecta: “Vínculo del Deber” (espadón)

Torm el Leal, patrón de los paladines y enemigo inquebrantable de la corrupción y el mal, sirve a la gente de Faerûn ejemplificando el ideal de la caballería. Torm es un héroe ascendido que vivió su vida mortal al servicio de un soberano justo, por lo que se abstiene de las pretensiones de sus compañeros divinos, adoptando en su lugar l ahumilde postura de que él existe para servir al bien común y a la regla d ela ley como fue establecida por honorables gobernantes mortales. Aunque es un verdadero dios con un poder impresionante a su disposición, la Furia leal conoce demasiado bien los fallos de los mortales, ya que cayó víctima del orgullo, la culpabilidad y la ignorancia cuando estuvo confinado en una envoltura mortal durante la era de los Trastornos. Durante ese trascendental hecho, Torm permitió que le controlasen sus propios clérigos corruptos y opresivos durante un corto tiempo, un acontecimiento que le dio una perspectiva de sus propios defectos y mejoró su sentido de la humildad. Severo, virtuoso e implacable en oponerse al mal, el espíritu de Torm se alegra cuando trata con sus amigos, los débiles, los indefensos y los jóvenes.

Torm combatió con Perdición en el puerto de la ciudad de Tantras durante la era de los Trastornos, destruyendo al Señor negro en combate personal (él también murió en el enfrentamiento, pero fue posteriormente devuelto a la vida por Ao). Debido a ello, se convirtió en un héroe para las gentes de buen corazón a lo largo de todo el continente, un salvador que al destruir a Perdición liberó a Faerûn de las maquinaciones del dios del conflicto y la tiranía. La destrucción de Perdición por parte de de Torm quebró el respaldo del alcázar Zhentil, erradicando el apoyo divino a la nación y permitiendo que los valletanos respirasen tranquilos. En las naciones de todo el continente, Torm se convirtió en un símbolo del heroísmo y la valentía, el caballero ideal sirviendo a sus seguidores con un acto de autosacrificio que cambió el mundo y fue apreciado incluso por el propio gran Ao. Esta adoración se extiende a la iglesia de Torm, que experimentó un renacimiento y un florecimiento filosófico según sus miembros se incrementaban y nuevos pensadores y fieles se unían a la congregación. En los catorce años que siguieron a ese momento los clérigos de Torm han disfrutado de una popularidad sin igual en Faerûn.

Ahora que Perdición ha regresado, la gente se vuelve a la Furia leal y a sus agentes mortales para que les salven de nuevo. Tienen la entusiasta esperanza de que la amenaza de la Mano negra puede ser destruida después de otra gran batalla, de que la revivida iglesia de Perdición puede ser aplastada por un ejército de paladines con corazones sagrados y espadas santificadas. Esto sucedió en los años de vida de cada adulto de Faerûn, y muchos esperan que suceda de nuevo. Torm y sus seguidores tienen una visión más realista, sabiendo que la situación actual es muy diferente de la era de los Trastornos, cuando los dos dioses se encontraron como mortales esencialmente iguales. Saben que el culto secreto de Perdición evita el enfrentamiento abierto, y que la amenaza del retorno de la Mano negra no será sofocada fácilmente ni sin una gran pérdida de vidas. Tanto Torm como sus guerreros sagrados saben el precio, y todos ellos están más que dispuestos a pagarlo para liberar a las buenas gentes de Faerûn de un mundo dominado por el Señor de la oscuridad.

Los clérigos de Torm rezan para sus conjuros al amanecer. En el 13º de Eleasias celebran una triste ceremonia conocida como la Muerte divina para conmemorar la destrucción de Perdición por el sacrificio de Torm. El 15º de Marpenot se realiza un ritual más jovial, la Verdadera resurrección, que celebra el aniversario del regreso de Torm a Toril a instancia de Ao. La Cumbre del escudo, tradicionalmente una época en la que los faerûnios realizan nuevos acuerdos y tratados, es un tiempo de gran significado religioso para los seguidores del dios de la obligación, que se toman sus juramentos muy, muy en serio. Además de la plegaria matutina diaria, se espera de los clérigos que den gracias y honren a Torm mediante plegarias silenciosas al mediodía, al anochecer y a medianoche. Los clérigos de Torm a veces se hacen multiclase como campeones divinos, discípulos divinos o paladines.

Historia/Relaciones: Torm sirve a Tyr como líder de batalla y campeón, como hizo en el pasado para un monarca mortal en los días inmediatamente posteriores a la caída de Nezheril. Los estudiosos no se ponen de acuerdo en dónde se encontraba el reino de Torm, ni siquiera cómo se llamaba, pero las teorías más creíbles lo sitúan en alguna parte al sur del lago del Vaho, en la zona ahora conocida como los Reinos fronterizos. Órdenes de caballería enteras al servicio de la iglesia de Torm buscan la localización de este reino al que los clérigos se refieren como Alto asiento o Khalsembyr. Çesperan que el descubrimiento de la localización pueda darles una mayor comprensión de la vida de Torm como mortal, una de las pocas materias sobre las que el dios se niega absolutamente a iluminar a sus seguidores. Algunos interpretan esta reticencia como un juego, como si Torm mantuviese la localización de Khalsembyr en secreto para probar a sus fieles, quienes periódicamente realizan gestas para localizarlo. La tradición de la fe mantiene que aquel que descubra la localización del hogar mortal de la Furia leal será elevado a los planos celestiales como un sirviente divino de Torm.

Antes de la era de los Trastornos, Torm servía a Tyr como un leal semipoder. Después de su resurrección a manos de Ao, el Dios manco le elevó al estatus de deidad menor, y aumentó enormemente sus obligaciones, proporcionándole el control de varios ejércitos de soldados celestiales para utilizar en los conflictos de los planos Exteriores. Torm, Tyr e Ilmáter trabajan juntos frecuentemente, y son conocidos como la Tríada. Por la insistencia de Tyr, Torm ha trabajo amistad en los últimos tiempos con el Caballero rojo, en un intento de templar su ansia de batalla con una apreciación de la justicia. Su relación con Yelmo viene de varios siglos atrás, aunque el clero de la Furia leal y el Observador actualmente se encuentran opuestos en varios importantes asuntos políticos e ideológicos. Siendo un enemigo activo del mal, Torm encuentra que sus ideales y filosofía con frecuencia cuadran con los de Lazhánder, al que respeta enormemente.

Después de destruir a Perdición, Torm centró la mayor parte de su atención en Cyric, trabajando con Mystra, Oghma y Máscara para destronar al Sol negro de su posición de Señor de los muertos. Lamenta enormemente no haber destruido a Cyric en esa ocasión, y ha hecho voto de solucionar ese asunto si los dos dioses se encuentran de nuevo. Torm encontró la alianza con Máscara desagradable, y espera forzar al Señor de las sombras a reformarse, frustrando sus planes con tanta frecuencia como le sea posible. No obstante, desde el regreso de la Mano negra, el grueso de las ambiciones y planes de Torm se han volcado en derrotar a las oscuras intrigas de Perdición.

Dogma: la salvación puede alcanzarse a través del servicio. Cada fallo en el cumplimiento del deber denigra a Torm y cada éxito se añade a su renombre. Esfuérzate por mantener la ley y el orden. Obedece a tus amos manteniendo alerta tu juicio y anticipándote. Permanece siempre al tanto de la corrupción. Golpea rápida y enérgicamente a la podredumbre de los corazones mortales. Da muerte rápida y dolorosa a los traidores. Cuestiona las leyes injustas sugiriendo mejoras o alternativas, no leyes adicionales. Tus deberes son cuatro: para con la fe, la familia, los amos y todas las criaturas benévolas de Faerûn.

Clero y Templos: los clérigos y paladines de Torm se adhieren a la Penitencia del deber, una guía de responsabilidades y obligaciones trazada por la Furia leal personalmente después de descubrir la corrupción extendida en su iglesia durante la era de los Trastornos. Para reparar su persecución de otras religiones benévolas, el clero debe ayudar al establecimiento de otras fes benévolas como parte de la Deuda de la persecución. La Deuda del abandono establece que los agentes de Torm deben dedicar todos los recursos posibles a eliminar cultos de Cyric y Perdición y a trabajar contra los insidiosos zhentarim. La Deuda de la destrucción estipula que el clero debe llevar un registro de las zonas de magia muerta y magia salvaje y hacer lo que pueda para sanar estas heridas en la Urdimbre. Además, los clérigos y paladines de Torm permanecen vigilantes contra la corrupción dentro de las organizaciones benévolas, sabiendo que lo que puede infectar a su incondicional orden es indudable que puede agitarse en los asuntos de las organizaciones menos vigilantes. Muchos viajan por el mundo arreglando entuertos y extendiendo las buenas obras de Torm.

El Clérigo mayor Barríltar Bhandraddon sirve como pontífice de Torm en Faerûn, gobernando desde el impresionante Templo de la venida de Torm en Tantras. El alcance de Bhandraddon se extiende lejos, y en la última década ha apoyado varias órdenes de caballería de extensión continental, incluyendo la prestiiosa Orden del leó dorado, miembros de la cuel vigilan templos y recorren Faerûn al servicio de la Penitencia del deber. La orden está dirigida actualmente por el afable paladín de Tantras Señor Garezhian el Infalible (un hombre humilde cuyo título es más un ejercicio de automenosprecio irónico que de jactancia). Desde el retorno de Perdición muchos líderes importantes y agentes de campo de la iglesia han sido asesinados, y muchos caballeros de Torm apremian solicitando acciones más decisivas contra los nada honorables seguidores de la Mano negra.

Los templos de Torm suelen actuar también como ciudadelas construidas frecuentemente en lo alto de montañas para ofrecer a sus residentes una clar visión de la zona circundante, estas estructuras presentan campos de instrucción, altas torres, austeros cuartos para los residentes y los caballeros de visita y salones adornados de forma escasa y sencilla. Los muros de granito blanco y las estatuas de leones y figuras en armadura predominan, con insignias de caballeros que cayeron en servicio alineadas en las salas de altos techos.

Con la intención de obtener el poder necesario para destruir el avatar de Perdición durante la era de los Trastornos, Torm absorbió las almas de todos sus adoradores de Tantras. La transferencia de almas voluntaria mató a los mortales, acabando con miles en cuestión de momentos. Como la ciudad ha sido durante siglos el centro de su religión, con miembros de los fieles fluendo a ella desde que se extendió la noticia de su llegada al comienzo de la Crisis de los avatares, barrios enteros fueron dejados vacíos de vida. Incluso aunque Torm necesitaba de cualquier partícula de poder devocional para destruir a su enemigo, no tuvo la voluntad de pedir a los niños que se sacrificasen, especialmente porque sabía que muchos de ellos no podían comprender la importancia de lo que estaba sucediendo. Por ello aseguró a los fieles que eran padres que los niños serían cuidados, y hasta este día esos niños que van de 14 a 28 años son conocidos como la Prole de los mártires. Muchos han llegado a entrar en el clero de Torm, y algunos han mostrado extraños poderes relacionados con la valentía y la fuerza en los años transcurridos desde que sus padres respondieron a la desesperada llamada de Torm.